Estimulantes

Cocaína, anfetaminas y metaanfetaminas

Son sustancias ilegales estimulantes (activan el funcionamiento cerebral). La cocaína, la droga más usada de todas ellas, está compuesta por hojas de coca junto con otros aditivos químicos, el resto, sólo llevan componentes creados en laboratorios clandestinos.

Las razones que llevan a la población a consumir estas sustancias son un falso aumento de la autoestima y una mejora del rendimiento mental y físico, además permite "disfrutar de la fiesta sin descanso", disminuir los efectos del alcohol o la integración a un grupo.

Se pueden consumir de forma oral, esnifada, inhalada, aspirada, fumada o inyectada.

Estas drogas se mezclan con todo tipo de sustancias para aumentar sus ganancias (detergentes, talco, edulcorantes, tiza, sosa caustica, matarratas, etc.), lo que hace que el consumidor no sepa ni su grado de pureza ni los efectos que pueda provocarle.

Un sólo consumo de estas sustancias es muy peligroso, pues no se sabe que componentes lleva realmente. Además, provoca hiperactividad, taquicardia, agresividad y en ocasiones, problemas cardíacos, ictus, etc., además de facilitar las conductas de riesgo.

En la mayoría de las personas este consumo se hace mezclada con el alcohol.

Su edad de inicio es a partir de los 15 años, aumentando su consumo a partir de los 18.

Los síntomas que presenta una persona que ha consumido estas sustancias son:

  • Habla de más (o de menos).
  • Dilatación de las pupilas.
  • Taquicardia.
  • No tiene sueño ni cansancio.
  • No tiene apetito.
  • Deterioro en su capacidad de juicio, prepotencia.
  • Tensión muscular, movimientos involuntarios de mandíbula.
  • Comportamiento repetitivo.

Señales de adicción a la cocaína/anfetaminas/metaanfetaminas:

La adicción a las sustancias estimulantes suele pasar desapercibida por los familiares en un principio porque no provocan síntomas muy evidentes. Pero podríamos observar:

  • Los problemas económicos, que crean dificultades familiares:
  • Genera deudas o gastos sin explicación o miente sobre sus gastos.
  • Desaparecen objetos de valor o dinero.
  • Pide dinero constantemente y se pone agresivo si no lo obtiene.
  • Necesita irse de casa de manera repentina, (para comprar su dosis).
  • Suelen padecer rinitis, ronquera y sangrado de nariz.
  • Puede mostrar delgadez y falta de apetito.
  • Puede tener acné, el pelo seco, deterioro de encías, uñas y dientes.
  • En casa se pueden observar trozos de bolsas de plástico, alambres y canutos, muebles sucios de polvo blanco, etcétera.

Una persona adicta que no tiene acceso al consumo en un momento determinado y sufre el síndrome de abstinencia padecerá irritabilidad, ansiedad, ataques de pánico, taquicardia, miedos, ideas negativas, exceso de sueño o, por el contrario, insomnio y un fuerte deseo de consumir.

Como todas las drogas, antes mencionadas, estas sustancias crean secuelas negativas en todos los ámbitos (personales, familiares, sociales, sobre la salud del individuo, etc.). Las consecuencias para la salud pueden ser extremadamente graves, puesto que además de los problemas que pueden presentarse en el momento del consumo, a largo plazo, puede provocar esquizofrenia, deterioro mental y otros trastornos psiquiátricos y un sinfín de problemas físicos, puesto que estas sustancias fuerzan al cerebro y al cuerpo para funcionar más rápido y más tiempo.